El diagnóstico de las lesiones pigmentadas o lunares constituye una de las áreas más complejas de la dermatología, pues en ocasiones su identificación es muy difícil, y se plantea un variado diagnóstico diferencial donde siempre se debe considerar el melanoma maligno.
Los signos de alarma en una lesión pigmentada o lunar, que deben poner en alerta y recomiendan una visita a un especialista se resumen en el acrónimo ABCDE:
Asimetría de colores y estructuras
Bordes irregulares
Colores (más sospechoso si tiene 3 o más colores)
Diámetro mayor de 6 mm
Evolución: más sospechoso si cambia (crece, se ulcera, molesta) de forma significativa en semanas o pocos meses.
Se consideran factores de riesgo de melanoma actualmente el tener una piel clara con facilidad para la quemadura solar, tener múltiples nevus de contorno irregular, de varios colores y tamaños, haber padecido numerosas quemaduras solares, sobre todo en la edad joven y la presencia de antecedentes personales o familiares directos de melanoma.
La dermatoscopia digitalizada permite primero visualizar las lesiones pigmentadas con un microscopio de luz polarizada de 10-40 aumentos, para detectar signos de alarma, y segundo registrarlas en una base de datos que permita su posterior almacenaje para el estudio y seguimiento de sus cambios evolutivos en sucesivas visitas.
Actualmente el mapeo corporal con seguimiento fotográfico mediante dermatoscopia digital se considera la forma más fiable de realizar control y detección precoz a los pacientes con alto riesgo de melanoma.